La faunita está de fiesta:
¡chorros de orina y oro caen desde el cielo boliviano!

La fantasmal aparición, como el cegador holograma de dragones bolivianos, coronó (mitra de trapos y colmillos) el viaje que cinco miembros del enjambre realizaron por toda Bolivia. Agustín Hidalgo, Ignacio Elizalde, Andrés González, Camilo Herrera y Felipe Becerra se dejaron caer (y cayeron) sobre las altísimas tierras de La Paz, Copacabana, Isla del Sol, Oruro y Cochabamba.
Durante el viaje se repartieron a la chuña varios ejemplares de Galería de los mártires empalados, primera muestra colectiva de La faunita. Por su delirante hospitalidad (más de tagadá enloquecido que de hospital o de posada) a Milenka Torrico y Aldo Medinaceli la manada debe una fotografía a todo color en donde el grupo entero se aprecie desprovisto de ropaje alguno a excepción de sendas máscaras de diablo de Carnaval de Oruro y rodeado de Dorados Jabalíes o, en su defecto, sobre enormes llamas o alpacas igualmente pilucho y con iguales máscaras montado: sobre la altiplánica manada, otra, mas lampiña amén de enmascarada.
Del amor y el deseo escurridos como una orina rutilante por el cielo negro de Bolivia, de su aromático derroche intenso (Av. Aroma con ca. Agustín López), como helechos de neón o rayos láser, ha brotado más de un par de "ideitas locas" (M. Torrico dixit). Entre ellas: la impresión siempre impresionante de una muestra de jóvenes poetas y dragones bolivianos por la impresora de La femme faunita.
A su regreso, los faunos manifiestan el deseo de volver al viaje y seguir besándose en los búnkeres más oscuros y quemantes de la belleza boliviana.
La red está tejida: ¡que los niños con arañas se enmarañen!

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